lunes, 6 de septiembre de 2010


Hace unos días hicieron una encuesta a cien internáutas para que votasen qué tres fotografías les parecían las más importantes de la historia. La primera escogida era una instantánea de la bomba atómica lanzada sobre Nagasaki; la segunda, el hombre pisando por primera vez la luna; y la tercera fue la que más me gustó, mostraba la imagen de dos enamorados besándose mientras el mundo giraba a su alrededor.
Me gusta saber que entre las tres fotos más importantes de la historia están dos enamorados, congelados en un beso interminable, refugiados contra el olvido, quizá sea eso lo que sentimos cuando vemos fotografías antiguas, que por ellas no pasa el tiempo.
Como esos mosquitos atrapados en ámbar durante millones de años, el mundo sigue adelante pero ellos se quedan allí para siempre atrapados sin cambiar, como las fotos guardadas en una caja de zapatos, instantáneas de otro tiempo, que nunca volverá.

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